El diseño es una palanca de transformación en los negocios,
también en los que comienzan.
Autores: Katherine Graterol y Mariano Sarmiento.
Cada día utilizamos un sinfín de productos y servicios que nos hacen la vida más fácil, cosas simples como apps para hacer una microtransferencia al amigo que te pagó el café porque no llevabas efectivo, o para que un repartidor cercano te traiga los documentos que dejaste en tu escritorio y que necesitabas para la reunión de hoy… nos preguntamos ¿A quién se le habrá ocurrido hacer un negocio de eso?, pero sobre todo ¿Si yo tengo una buena idea, de dónde sacaría el dinero para hacerla realidad? Para muchas start-ups, la respuesta a esa pregunta es el capital riesgo.
¿Qué es el Capital Riesgo?
El capital riesgo (‘venture capital’ o VC en inglés) se trata de aportar capital a empresas y startups que tienen el potencial de convertirse en el próximo producto o servicio de éxito pero que también conllevan un factor de riesgo bastante alto, a cambio de un porcentaje de la empresa u otra prestación.
Muchas startups recurren a incubadoras, aceleradoras o business angels para conseguir financiación, asesoramiento y recursos en distintas medidas, pero el capital riesgo es una de las opciones más populares porque al gestionar profesionalmente el patrimonio de terceras personas, no solo proporcionan mayor cantidad de capital, sino que ayudan a las startups a crecer y evolucionar. En la medida de que estas sean más rentables, mayores serán los dividendos que obtengan, y es ahí donde los diseñadores entramos en juego.
Diseñando desde los cimientos
“Anteriormente, una compañía necesitaba de mucho capital para crear una startup tecnológica. Pero hoy en día la tecnología es altamente rentable y los productos son abundantes; proponer ideas y prototiparlas nunca ha sido tán fácil. Ahora hay muchos proyectos y el diseño es la herramienta de innovación que hace que se diferencien los unos de los otros”, comenta Irene Au, socia diseñadora de Khosla Ventures, en una conferencia reciente para el Design Management Institute de Boston.
Los directivos de las grandes compañías se han dado cuenta de que el buen diseño es un buen negocio, no solo en cuestión del producto o servicio, sino en la cultura y los cimientos de la compañía.
Las startups que adoptan al diseño desde su concepción superan al resto de compañías en la bolsa en un 228%, según un estudio hecho por el DMI en 2014, porcentaje que crece cada año.
El día-a-día de un diseñador en una asesoría de Capital Riesgo
Irene, que ha dirigido equipos de diseño globales para Google, Yahoo y Udacity, trabaja mano a mano con los directivos de todo tipo de start-ups para diseñar las compañías, sus valores y principios, su manera de operar, su cultura empresarial… Su rol como diseñadora es el de estratega, empoderando a otros en el proceso de diseño para que puedan aprovechar por sí mismos las herramientas que este proceso pueda darles.
Pero no todos los diseñadores desempeñan el mismo papel dentro de estas asesorías. Si bien algunos son ‘design partners’, como Irene, que asesoran a las compañías desde los niveles más altos y que incluso optan por invertir en ellas, también hay ‘diseñadores residentes’ cuyo propósito es ser otro recurso para las compañías, no solo asesorando, sino aportando individualmente a ellas.
El diseño como multi-herramienta
Cada compañía y startup que trabaja con asesorías de capital riesgo es un mundo y sus necesidades de diseño también son muy diversas. En la conferencia, Irene habla de varios proyectos con los que colaboró y como fue su enfoque para obtener resultados de éxito.
“Ayudame a crear una cultura de diseño dentro de la compañía”, le pedía el CEO de Nutanix, una empresa de tecnología de la nube, que originalmente estaba enfocada hacia soluciones de hardware y que en la transición a un enfoque digital, necesitaba también transicionar el funcionamiento interno. Periódicamente se reunen con Irene para organizar eventos corporativos en los que se busca incorporar metodologías de diseño a su workflow.
El equipo de Shoes of Prey, una web de customización de zapatos, necesitaba mejorar la experiencia de compra de sus usuarios. “Les enseñé a hacer estudios de público objetivo para que pudiesen ver por si solos como podían mejorar el proceso”, comenta. “Es como el proverbio sobre alimentar a un hombre versus enseñarlo a pescar para que se alimente por sí solo”.
Pero no todos son compañías nuevas. Scribd, la plataforma que encontró éxito en el almacenamiento y difusión de documentos académicos, trabajó con Irene para re-definir su visión y evolucionar para cubrir las necesidades cambiantes de su clientela. Hoy en día Scribd es una enorme biblioteca de e-books y audiolibros con un modelo de subscripción mensual similar a Netflix.
El emprendimiento en España necesita dar el estirón
La consultora neoyorquina Deloitte publica un listado anual llamado Technology Fast 500 que reconoce a las empresas emergentes de base tecnológica que han experimentado mayor crecimiento durante los últimos cuatro años y en su informe para EMEA (Europa, Oriente Medio y África) del 2016 solo una startup española, Nice People at Work, logró entrar en la lista lista, como se comenta en este artículo.
En los últimos años, se ha proyectado al entorno emprendedor español como uno fructífero, y aunque es cierto que de aquí surgen startups muy prometedoras, no pueden vivir únicamente de inyecciones de capital, tienen que hacer caja.
La creciente importancia del diseño en nuestras vidas es obvia; demandamos calidad en todos los entornos que habitamos. Como comenta Irene, “El primer iPhone salió al mercado hace diez años, despertando el interés de la gente por las posibilidades y el alcance del diseño”.
Para que un startup evolucione y se convierta en una empresa rentable, tiene que estar construída sobre un base sólida donde, si bien es cierto que la financiación y el plan de negocios son pilares fundamentales, el diseño también debería de ser otro de sus pilares. Necesitamos a más diseñadores en el entorno emprendedor.
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